domingo, 13 de mayo de 2012

El último deseo fue para Lisecla


Su mejor amiga y compañera se concentró mucho para pedir el deseo. Era muy sencillo, Lisecla quería volar. Y, ¡Tachán! de pronto la niña empezó a elevarse. ¡Qué buena la sensación de no pesar!.

Como siempre en el Mundo Calabaza los deseos son dobles, esta vez, y tratándose de Lisecla, no podía ser menos. Seta le acababa de dar la posibilidad de mirar las cosas desde otra perspectiva, desde afuera.
Por lo pronto, en su primer viaje, casi hasta el espacio, ya había podido descubrir que...

martes, 20 de marzo de 2012

¡¡¡Seda ha hecho una fotografía!!!



¡Anda! Seda, la costurera, le ha hecho una foto a Seta mientras intenta coger al cachorro de perrigato. 
Y al fondo están las calabazas de ese niño, pues no son tantas, ¿verdad?


lunes, 5 de marzo de 2012

el segundo deseo iba de calabazas

Alguien pidió al Hada que su compañero nunca suspendiera, sabía que le costaba mucho trabajo estudiar. No había problema en ese deseo, Seta, la bruja, cogió todas las calabazas de la vida del niño y se las llevó al Mundo Calabaza, allí serían muy bienvenidas. Seta se emocionó al coger tantas que, sin saberlo, también cogió las que, en un futuro, le darían las chicas. ¡Qué suerte! le habían concedido un doble deseo. Sería siempre un hombre de éxito, sin que nadie le diera nunca calabazas.

miércoles, 29 de febrero de 2012

El primer deseo de ese día fue...

...una mascota que Lisecla pidió para su compañera. Sabía que era lo que más deseaba.
- ¿perro o gato?.- preguntó Hada.
- No sé.- Contestó Lisecla.
No había problema alguno en esta respuesta. En el Mundo Calabaza todo tiene una solución. Existen los cachorros de perrigato, son las mascotas de los indecisos. Un perro con sombra de gato.

martes, 7 de febrero de 2012

Pasados unos días,

mientras Lisecla estaba en clase, un hada del Mundo Calabaza apareció en el aula. La reconoció porque tenía el pelo naranja y porque su vestido era inconfundible, era tan bonito que sólo lo había podido coser La Costurera. La niña sintió esa complicidad que se siente cuando únicamente dos personas, entre muchas, saben qué está pasando y con una mirada de pilla muy disimulada saludó al hada.
Hada les concedió un deseo a cada uno. Sólo puso una condición:
EL DESEO TENÍA QUE SER PARA EL COMPAÑERO QUE TENÍAN SENTADO AL LADO.
Pensó que había sido muy afortunada por conocer ese mundo, ahora todo el que estuviera con ella se beneficiaría de su buena suerte. ¡Mucho mejor!